jueves, 24 de enero de 2013

TRAMONTANA


Comprendí muy bien a aquel chico cuando decía que no quería que los suecos se lo llevaran a Cadaqués. Allí llegaría la tramontana. Cuando fui a aquel pueblo tan encantador, la pude sentir antes de que llegara. Sí, la tramontana era un viento muy fuerte y temido por los habitantes de Cadaqués. Durante aquellos días, el portero de nuestro edificio, venía todos los días a vernos y a traernos comida. Incluso un día nos salvó la vida. Al fin la tramontana se fue, pero dejando a su paso como víctima a nuestro querido portero. Parecía que todo volvía a la normalidad y la gente intentaba recomponerse del terrible temporal. Nosotros escuchamos el desenlace del chico que había sido acosado por los suecos: se había tirado del camión en el que lo llevaban a Cadaqués, el lugar al que nunca volveré.

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